Guía completa para mantenerse activa durante el embarazo
- El embarazo es una etapa en la que el cuerpo de la mujer experimenta múltiples cambios físicos, hormonales y emocionales. Estos cambios pueden generar malestares, fatiga y ansiedad, pero mantenerse activa ayuda significativamente a mejorar el bienestar general. Hacer ejercicio de manera regular y adaptada a esta etapa puede reducir molestias, mejorar la circulación, prevenir ciertas complicaciones y fortalecer el cuerpo de cara al parto y la recuperación posparto. Además, moverse con frecuencia tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y la autoestima de la madre.
- Mantener una rutina de ejercicios durante el embarazo no solo es seguro para la mayoría de las mujeres, sino altamente recomendable. No se trata de entrenar como antes del embarazo, sino de adaptar el movimiento a las nuevas necesidades del cuerpo. Con la supervisión adecuada y escuchando las señales del organismo, es posible tener una experiencia activa, saludable y energizante durante los nueve meses de gestación.
Beneficios de hacer ejercicio durante el embarazo
- Practicar actividad física de forma regular durante el embarazo aporta múltiples beneficios tanto para la madre como para el bebé. A nivel físico, ayuda a mantener una buena postura, previene el dolor lumbar, mejora la resistencia muscular y favorece un peso saludable. También ayuda a prevenir patologías como la diabetes gestacional, el estreñimiento y la retención de líquidos. Por otro lado, mejora la circulación, lo que reduce los calambres y la sensación de pesadez en las piernas.
- Desde el punto de vista emocional, el ejercicio reduce el estrés, combate la ansiedad y mejora el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas. Además, mejora la calidad del sueño y ayuda a tener un embarazo más llevadero. En muchas mujeres, mantenerse activas reduce el tiempo de trabajo de parto y favorece una recuperación más rápida. En resumen, el ejercicio es un gran aliado para la salud física, emocional y mental de la futura madre.
Recomendaciones generales antes de empezar
- Antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios durante el embarazo, es fundamental consultar con el médico o matrona. Este paso es indispensable para descartar condiciones como placenta previa, hipertensión gestacional, contracciones prematuras o cualquier factor que pueda hacer desaconsejable la actividad física. No todas las mujeres pueden hacer ejercicio del mismo modo, y la supervisión médica es clave para una práctica segura.
- Al iniciar, es importante tener en cuenta varios aspectos: hidratarse adecuadamente antes, durante y después de la sesión; usar ropa ligera y calzado cómodo; evitar movimientos bruscos y siempre hacer calentamiento y estiramientos. También es esencial escuchar al cuerpo: si sientes mareos, náuseas, falta de aire o dolor, es momento de parar. La clave es moverse con seguridad, sin exigirse demasiado ni buscar rendimiento, sino bienestar y conexión con el cuerpo.
Ejercicios seguros por trimestre
- Primer trimestre (0-13 semanas)
- Durante el primer trimestre, es común sentir náuseas, cansancio o inestabilidad emocional. Por eso, mantener rutinas suaves es la mejor opción. Si ya se hacía ejercicio antes del embarazo, se puede continuar con modificaciones mínimas. Si se comienza desde cero, es recomendable empezar de forma progresiva y enfocarse en actividades de bajo impacto.
- Ejercicios recomendados: caminatas suaves, de 20 a 30 minutos diarios, para activar la circulación y mejorar el ánimo. La natación es ideal, ya que elimina el impacto articular y ayuda a relajarse. El yoga prenatal y pilates adaptado mejoran la flexibilidad, la postura y ayudan a controlar la respiración. También se recomienda comenzar con ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico desde el inicio del embarazo.
- Segundo trimestre (14-27 semanas)
- Este trimestre es el más “activo” para muchas mujeres. Las náuseas suelen desaparecer, el cuerpo aún no se siente pesado, y hay más energía. Es un buen momento para hacer rutinas más completas, siempre respetando el ritmo personal. La clave aquí es mantener el movimiento sin sobrecargar el cuerpo.
- Ejercicios recomendados: entrenamiento de fuerza con pesas ligeras, siempre con buen control postural. La bicicleta estática es segura si no hay mareos ni presión en la pelvis. Las clases de yoga, pilates o baile adaptado son excelentes para el equilibrio y el control del cuerpo. También pueden incorporarse ejercicios para mejorar la estabilidad de caderas y tobillos, zonas que se ven muy afectadas en esta etapa.
- Tercer trimestre (28 semanas en adelante)
- En esta última etapa, el cuerpo se siente más pesado, el abdomen limita ciertos movimientos y la energía puede disminuir. Sin embargo, seguir con una rutina suave puede aliviar muchos síntomas, mejorar la circulación, reducir el dolor de espalda y preparar al cuerpo para el parto. El objetivo aquí es mantenerse activa sin fatigar el cuerpo.
- Ejercicios recomendados: estiramientos suaves diarios, ejercicios de movilidad en fitball, caminatas lentas según tolerancia, y rutinas respiratorias para la relajación. También es útil realizar movimientos que favorezcan la colocación óptima del bebé para el parto. El trabajo de suelo pélvico debe intensificarse, así como los ejercicios de conciencia corporal y respiración profunda.
Actividades que debes evitar
- Aunque el ejercicio es positivo durante el embarazo, existen prácticas que deben evitarse por el alto riesgo que conllevan. Estas incluyen deportes de contacto como fútbol, baloncesto, artes marciales, y actividades que puedan causar caídas o traumatismos en el abdomen.
- También deben evitarse ejercicios con salto, abdominales tradicionales, entrenamientos de alta intensidad o aquellos realizados en ambientes calurosos como el hot yoga. El levantamiento de pesos muy altos o rutinas que requieran mantener la respiración (maniobra de Valsalva) pueden ser peligrosos. El objetivo es siempre proteger tanto a la madre como al bebé.
Ejercicios para el suelo pélvico
- El suelo pélvico juega un papel fundamental durante el embarazo, el parto y el postparto. Son los músculos que sostienen la vejiga, el útero y el intestino, y que están sometidos a gran presión a lo largo de los nueve meses. Si se fortalecen con antelación, se pueden evitar complicaciones como la incontinencia urinaria y los prolapsos.
- Ejercicios de Kegel: consisten en contraer los músculos como si se quisiera detener el flujo de orina, mantener la contracción unos segundos y relajar. Se pueden hacer sentada, de pie o acostada, y no necesitan material. Se recomienda hacer varias series al día. Además, pueden combinarse con respiración profunda y ejercicios hipopresivos bajo supervisión.
Yoga y respiración: dos aliados clave
- El yoga prenatal es una de las disciplinas más completas para embarazadas. A través de posturas adaptadas, estiramientos suaves y técnicas de respiración consciente, ayuda a mantener el cuerpo fuerte, flexible y relajado. También favorece la conexión emocional con el bebé y prepara mentalmente para el parto.
- Las técnicas de respiración que se aprenden en yoga son clave para enfrentar las contracciones y mejorar la oxigenación tanto de la madre como del feto. Además, reducen la ansiedad, promueven el descanso y alivian tensiones musculares, especialmente en la espalda baja y caderas. Practicar yoga prenatal una o dos veces por semana puede tener un impacto positivo en el embarazo.
Consejos para una práctica segura
- Siempre que se practique ejercicio en el embarazo, es fundamental comenzar con calentamiento y finalizar con estiramientos. No hay que entrenar con el estómago vacío ni justo después de comer. Se debe evitar el sobrecalentamiento corporal y detener la actividad al mínimo síntoma de incomodidad.
- Cada embarazo es distinto, por lo tanto, lo que le funciona a una mujer puede no ser adecuado para otra. Mantener una rutina personalizada, constante y flexible es clave. El ejercicio en el embarazo no busca rendimiento ni resultados estéticos, sino salud, bienestar y preparación consciente para el nacimiento del bebé.

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Conclusión: Moverse con confianza durante el embarazo
La importancia de mantenerse activa
Durante el embarazo, el cuerpo atraviesa una transformación constante. Adaptarse a esos cambios con movimiento consciente, suave y constante es una de las mejores decisiones que una futura madre puede tomar. Lejos de ser una contraindicación, el ejercicio bien guiado es una herramienta poderosa para enfrentar con mayor energía, estabilidad y bienestar los desafíos que implica la gestación. Desde el primer hasta el último trimestre, moverse ayuda a mejorar la circulación, mantener un peso saludable, reducir molestias musculares y, sobre todo, prepararse de manera física y emocional para el parto y el postparto.
Mantenerse activa no solo beneficia al cuerpo de la madre, sino también al desarrollo del bebé. Estudios han demostrado que el ejercicio durante el embarazo favorece una mejor oxigenación del feto y puede incluso influir positivamente en su sistema cardiovascular. Además, una madre que se siente fuerte y conectada con su cuerpo está mejor preparada para afrontar el trabajo de parto y adaptarse a la nueva vida tras el nacimiento del bebé.
Escuchar al cuerpo, la clave para una práctica segura
Cada embarazo es único. Por eso, más allá de seguir rutinas generales o recomendaciones estándar, lo más importante es escuchar el propio cuerpo. Algunas mujeres sentirán energía suficiente para caminar, hacer yoga o incluso nadar durante buena parte del embarazo; otras, necesitarán moverse a un ritmo más pausado, descansando más y priorizando ejercicios de estiramiento, respiración y relajación.
Los síntomas como el mareo, la fatiga repentina o el dolor abdominal no deben ignorarse. La intuición y el confort son las mejores guías para saber cuándo continuar o parar. No se trata de forzar, sino de acompañar al cuerpo de forma amorosa y constante. La seguridad siempre debe ser la prioridad, tanto en el tipo de actividad como en la frecuencia y duración de las sesiones.
Un acto de amor propio y hacia el bebé
Practicar ejercicio en el embarazo no es solo una cuestión de salud física, es también un gesto de amor propio y cuidado hacia el bebé. Es tomarse un tiempo para una misma, para reconectar con el cuerpo y honrar el proceso de crear vida. Es un espacio de conciencia, de preparación y de empoderamiento.
Adoptar una rutina adaptada, guiada por profesionales y enfocada en el bienestar integral ayuda a transitar el embarazo con más confianza, serenidad y alegría. En definitiva, moverse durante el embarazo es una decisión que fortalece, equilibra y prepara para el maravilloso viaje de la maternidad.